viernes, 23 de mayo de 2008

JESÚS NOS ENSEÑA A ORAR

* ¿Qué es orar?
Orar es hablar con Dios, expresarle con nuestras palabras sencillas y llenas de humildad lo que nuestro corazón quiere decirle. San Juan Damasceno decía que la oración es la elevación del alma hacia Dios.
La oración estuvo siempre presente en la predicación de Jesús y no solo en su predicación sino también en su vida. I queremos aprender a orar y darle la verdadera importancia que la oración tiene para nuestra vida debemos mirar a Jesús. Es Jesús nuestro modelo de oración y nuestro Maestro de oración.
Él siempre oró, en toda circunstancia, en todo momento estuvo en contacto con su Padre Dios. Él nos enseña que para conocer la Voluntad de Dios debemos conversar con Él, hablar con Él y escucharlo.

* Jesús ora:
LC.3, 21 ; LC.9, 28-29; LC.5, 16; LC.6, 12; LC.9, 18; LC.22, 32 ; MC.1, 35 ; MC.6, 46 ; MT.11, 25;
El Hijo de Dios hecho hombre también aprendió a orar conforme a su corazón de hombre. Lo aprende de su Madre, lo aprende en las palabras y en los ritos de la oración de su pueblo. Pero su oración es distinta, como lo deja ver a la edad de doce años cuando dice: “Yo debo estar en las cosas de Mi Padre” (LC.2, 49). En esto revela la plenitud de la oración: la oración de los hijos que hablan con su Padre.
Jesús siempre ora en los momentos decisivos de su misión y esta oración ante los acontecimientos de salvación que el Padre le pide que cumpla es una entrega, humilde y confiada, de su voluntad humana a la voluntad amorosa del Padre. Así nosotros, ante cada situación que nos toca vivir debemos hablar con nuestro Padre y someter nuestra voluntad a la suya.
Estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: “Maestro, enséñanos a orar” (LC.11, 1). Contemplando al Maestro en oración, el discípulo desea orar.
Con el hecho de su oración, Jesús nos enseña a orar.


* EL HOMBRE DEBE ORAR:
“La oración es el acto propio de la criatura racional, es decir, quien no ora no es plenamente hombre” (Sto. Tomás).
La oración es el reconocimiento de nuestro ser creación, de nuestros límites y de nuestra dependencia: Venimos de Dios, Somos de Dios, Retornamos a Dios. Es reconocernos necesitados de Dios. Por lo tanto no podemos menos que abandonarnos en nuestro creador y Señor con plena confianza.
Ante todo, la oración, es un acto de inteligencia, un sentimiento de humildad y reconocimiento, una actitud de confianza y de abandono en aquel que nos ha dado la vida por amor.
Es un diálogo de corazón a corazón en el que interviene toda el alma, la inteligencia, la imaginación, la memoria y la voluntad. Es estar a solas con quien sabemos que nos ama.
Así como Jesús mantuvo un diálogo continuo con su Padre, para pedir, para alabar, para dar gracias, en toda circunstancia.
Es acercarnos a Dios como somos, presentarnos ante Él con todas nuestras limitaciones, dificultades, miserias, amor y virtudes y dirigirnos a El como a un amigo, con la seguridad de que su atención está puesta en nosotros. Él nos escucha, está atento a nuestras palabras.
Dios espera tener esa comunicación con nosotros.

* EL HOMBRE NECESITA ORAR
*Como Jesús, también nosotros debemos tratar con el Padre, con confianza y corazón abierto, nuestros problemas, proyectos, trabajos, porque Dios no acostumbra a hablar al alma que no le habla.
*Es necesario orar porque la oración nos conduce a la santidad, porque a través de ella conseguimos los bienes espirituales, la salvación.
*La oración es el cimiento del cristiano, le da firmeza y solidez a la fe. Es un medio poderoso para vencer las luchas interiores: “Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos. Si está enfermo que llame a los presbíteros de la Iglesia para que oren” (Sant.5, 13-14).
*“Con la oración somos poderosos, dueños del querer de Dios” (Sto. Cura de Ars), porque cuando oramos estamos unidos a nuestro Señor Jesucristo que ora por nosotros, ora en nosotros y al mismo tiempo es a Él a quien dirigimos nuestra oración:
*-Ora por nosotros como sacerdote nuestro
*-Ora en nosotros como cabeza nuestra
*-Recibe nuestra oración como nuestro Dios
*No nos extrañe que el demonio haga todo lo posible para hacernos dejar la oración, porque sabe mejor que nosotros, cuan temible es ella al infierno.
*Quien ora no se dejará vencer por las tentaciones del demonio, al contrario tendrá luz para discernir lo que es de DIOS, lo Dios le agrada, lo que Dios quiere.
La Oración es nuestra fortaleza, porque en ella nos encontramos con Dios y con su amor, su misericordia, sus gracias y su voluntad.

* ¿CÓMO ORAR?
Orar es estar con el Señor, pensar en quien tenemos delante, con quien estamos y a quien hablamos.
Orar no es un arte, es recogerse con él y dejarse enamorar y acostumbrarse a su presencia, porque Él nos persigue amorosamente (Ap.3, 20) “He aquí que estoy a la puerta y llamo...”
Es hablar con Él sin usar oraciones aprendidas sino con palabras simples y que expresen con sencillez lo que queremos decir, lo importante es ponerse en su presencia, no importa el lugar porque Dios está de modo inefable en nuestra alma en gracia, pero así como para tratar temas importantes necesitamos un lugar, organización, horario, temario, así también en la oración, para intimar más con el Señor, necesitamos estar menos expuestos a distracciones, “Retírate a tu habitación... (MT.6, 6) y también aprender a callar para escucharlo.
En tu momento de adoración, es el momento oportuno y provechoso para orar, para hablar con el Señor ya que lo tienes cara a cara, Él está allí presente para vos, escuchándote, esperando que le hables como Señor y amigo. ¿Cuántas veces hablas demasiado en tu adoración? ¿Cuántas veces hablas con los demás y no con el Señor? Así como hay palabras para mal gastar el tiempo tantas veces conversando cosas sin sentido, mejor es hablar con el Señor que nos bendice y nos ama.
No es necesario que seamos doctores en letras o que tengamos un curso de oratoria para hablar con Jesús, al contrario, cuanto más sencilla sea tu oración más te acercarás al Señor, entablando con Él un charla de amistad y confianza. No es excusa válida decir “yo no sé orar”, acaso ¿no sabes hablar?

* ¿Cómo debemos disponernos para orar según lo que Jesús nos enseña?Estar en gracia de Dios. Si un pecador no quiere salir del pecado, la oración es un insulto a Dios (MC.11, 25). Nuestro corazón debe estar verdaderamente limpio para hablar con el Señor, sobre todo para poder recibir sus gracias. Imaginemos que entre Dios y nosotros hay un canal por donde debe pasar nuestra oración y la respuesta de Dios. El pecado obstruye ese canal, lo tapa, no permite que nada pase por Él, por lo tanto, ni nuestra oración llegará a Dios ni podremos recibir sus gracias. Por eso, y sobre todo, para adorar a Jesús nuestro Corazón debe estar en gracia de Dios, es decir sin pecado mortal. Aunque Dios ama al pecador, también Él quiere que los pecadores vuelvan a Él, que se alejen del pecado. Y nadie que se encuentra verdaderamente con el Señor permanece presa del pecado y quien ora a Dios se mantiene firme en su Gracia. Si nuestro corazón no está en amistad con Dios no podremos recibir todo lo que Dios tiene para regalarnos, estamos lejos de Él. Y no podemos decir en nuestra oración que amamos a Dios si estamos en pecado, porque si de verdad lo amamos cumplimos sus mandamientos. Dios nos ama y quiere lo mejor para cada uno.
* Conversión del corazón: reconciliarnos con el hermano antes de presentar una ofrenda en el Altar (MT.5, 23-24), amar a nuestros enemigos y orar por ellos (MT.5, 44-45), perdonar de corazón (MT.6, 14-15)
* Prepararse, pensar en Dios, considerar con quien vamos a hablar. Es necesario el silencio interior.
* Confiada (MC.11, 23-24)
* Humilde (LC.18, 9-14). Solamente el que se humilla delante de Dios será escuchado, es necesario dejar la vanagloria para orar.
* Respetuosa: posición, palabras, tono, nacida del amor verdadero
* Recta, en lo que pedimos
* Perseverante (LC.11, 5-8) (LC.18, 1-8)
* Devota, sin muchas palabras. Mejor el silencio que el ruido de nuestras muchas palabras. (MT.6, 7)
* Discreta (MT.6, 7-8) en privado, íntimamente.
Jesús nos instruye para que oremos con un corazón purificado, una fe viva y perseverante y con audacia.

* ¿ORACIÓN O REZO?
Rezo: repetición de formas ya establecidas e impersonales. Son las oraciones que aprendemos de memoria. Por ejemplo: el Credo, Ave María, Gloria, etc.
Orar: hablar espontánea y libremente con Dios, dialogar con Él. Es la expresión de nuestra alma.
La oración es el diálogo íntimo y directo con Dios.

Para trabajar: En San Lucas encontramos tres parábolas sobre la oración:
El amigo inoportuno LC.11, 5-13; La viuda inoportuna LC.18, 1-8; El fariseo y el publicano LC.18, 9-14

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