sábado, 6 de septiembre de 2008

La Comunión de bienes

LA COMUNIÓN DE BIENES
Queridos hermanitos: ¡Shalóm! Nos cuenta el Evangelio de San Juan que Jesús orando antes de su pasión decía:"Padre, que sean uno, como Tú y Yo somos uno". Esa fue la fuerte experiencia de los primeros cristianos, sentirse "UNO". Es la Gracia de la comunión fraterna. El Señor nos ha regalado el don de vivir lo mismo que ellos, la vida de comunidad, ser también nosotros "uno". Esta unidad, esta comunión se asemeja a un bellísimo diamante con múltiples facetas; una de ellas es la comunión de bienes. En Los Hechos de los Apóstoles dice: "Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común"(Hech.2, 44) Y más adelante:"La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos."(Hech.4, 32). Como se ve claramente, poner los bienes en común era expresión de la comunión que vivían. Es una lógica sobrenatural. En esta lógica dar y recibir es exactamente lo mismo: el que da ama dando, el otro ama recibiendo, porque dejarse amar es también amar, tanto uno como otro lo hacen porque se sienten hermanos. Por eso más que dar y recibir es sencillamente compartir lo que el Señor nos regala ya sea material o espiritual. Así, con este enfoque nadie es más y nadie es menos. Además hay libertad para hacerlo. Cuando se vive la comunión no se da ni se recibe sólo cuando se presenta una necesidad, sino que se comparte siempre, independientemente de la necesidad. En nuestra comunidad como, gracias a Dios, estamos convencidos de esto y queremos vivir intensamente este espíritu, tenemos la práctica de poner todos los meses el diezmo con una doble finalidad: 1º) para hacer una ofrenda a Dios como señal de que todo en nosotros le pertenece (Rom. 12) 2º) para manifestar que ponemos todo en común, también los bienes materiales porque, como decía, nos sentimos "uno". Ya sabemos que al decir diezmo queremos significar el aporte que hacemos; no necesariamente la décima parte de nuestros ingresos. No se trata de una cuota societaria, sino de un signo de pertenencia a la comunidad. Por eso el vivir plenamente la comunión se expresa en la alegría de compartir con los hermanos incluso lo material. Se da de este modo no sólo la práctica del amor fraterno, sino también el ejercicio del desprendimiento y de la confianza en la divina providencia.
Hermanitos pidamos la gracia de ser fieles a nuestro CARISMA de COMUNION siendo generosos para poner en común los bienes tanto espirituales como materiales que hemos recibido del Señor. Que nuestra Madre nos acompañe para que se note que en todo nos sentimos "un solo corazón y una sola alma".
Los quiero mucho y los bendigo en Jesús y María. P. Ramón

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